Prueba
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ESQUEMA
1.- Hijos de su época
2.- Entre la modernidad y la post-modernidad
3.-“Light”, una palabra inglesa que
pretende definir a nuestra juventud
4.- El cuerpo es la persona
5.- La política como sinónimo de corrupción
6.- Las relaciones virtuales han desplazado a
las presenciales
7.- Su mundo afectivo-sexual
8.- Son frecuentes sus críticas a la Iglesia.
9.- Cuestionando nuestras propias actitudes
Para lograr
conocer con cierta objetividad a una persona o a un grupo social
determinado hay que partir de la conciencia que esas personas tienen
de sí mismas, de su propia identidad, de su auto-imagen, teniendo
siempre presente una antropología integral que asuma todas las
dimensiones, tanto personales como sociales.
Las ideas que
desarrollamos en el presente artículo tienen como finalidad el
incitar a una confrontación o diálogo sobre lo que los/as
jóvenes piensan de sí mismos, partiendo para ello de los 8
desafíos que proponemos.
1.- Hijos de
su época
Podemos
constatar, en primer lugar, que están presentes en nuestros jóvenes
gran parte de los graves problemas ético-morales que más
afectan a nuestra sociedad: individualismo, consumismo, hedonismo,
ragilidad afectiva, sexualidad descontrolada, baja autoestima,
inconstancia, pensamiento débil, convicciones frágiles, falta de
perseverancia en sus mejores proyectos…etc.
La
globalización en la que vivimos logra que aumente la exclusión y la
desigualdad. El desempleo golpea a la juventud y la pobreza se ensaña
con la periferia. Sin embargo, no debemos reducir la globalización a
lo económico ya que está muy presente también en la cultura, en la
política, en la tecnología… etc.
Sigue en aumento
la fragmentación de la sociedad y los medios comunicación social,
sobre todo el internet y la TV, nos trasmiten una imagen del mundo,
un estilo de vida y unos valores que influyen, cada vez con más
fuerza en los comportamientos de la juventud.
La globalización
divide en la misma medida que une. Promueve uniformidad con efectos
totalmente desiguales: algunos entran de lleno en lo “global”
y otros muchos quedan anclados en lo “local” como
expresión de marginación en el mundo moderno.
“En adelante
nada será igual: costumbres y tradiciones, lenguaje y religión,
valores y comportamientos, en una palabra, la cultura se verá
contrastada con otras formas de vida como expresiones de otras
culturas que reclaman espacios o ámbitos de manifestación” (“El
Diálogo de la vida cotidiana”. Teresa Losada. C.y S. N. 179)
2.- Entre el
modernismo y post-modernismo
Nuestros
jóvenes viven la modernidad y la post-modernidad al mismo tiempo.
La
modernidad es la irrupción en nuestras culturas de los
valores de la ilustración. En realidad, la modernidad
significó una ruptura total con la cultura medieval. El
Renacimiento y el Protestantismos fueron algunos de sus precursores.
Pero cuando hablamos de post-modernidad nos estamos refiriendo a
ciertos valores nuevos muy relacionados con los grandes avances
tecnológicos y con las formas de comportamiento que nos transmiten
los medios de comunicación.
Para la
juventud actual el valor fundamental está en la plena libertad
personal y en la propia auto-realización. Todo se lo juzga y
aprecia desde la perspectiva del “yo”.
El modernismo y
el post-modernismo, los jóvenes los viven desde sus propias
experiencias personales.
3.-
“Light”, una palabra inglesa que pretende definir a nuestra
juventud
Algunos analistas pretenden
definir a nuestra juventud con la palabra inglesa “light”
y quieren explicar su sentido con la expresión “café
descafeinado”: por un lado se quiere tomar un buen café pero,
a la vez, se exige que sea suave, ligero, débil… es decir, sin
las características propias del café. Nuestra juventud no quiere
nada relacionado con ideas fundamentales, difíciles de digerir, y
nada de compromisos decisivos en los que no sea posible el inmediato
retorno. Se trata, sobre todo, de pasarlo bien, de lograr las máximas
satisfacciones personales: el placer, la fama, los pequeños éxitos….
Se han ido diluyendo los límites
entre el bien y el mal, entre lo positivo y lo negativo…. Los
referentes más importantes ya no serán la familia,los padres, los
héroes nacionales o los santos…. sino los artistas, los cantantes,
los deportistas, los conjuntos musicales…
4.- El cuerpo es la persona
Hay que cuidar el cuerpo y, sobre todo,
hay que exhibirlo. La apariencia vale más que la realidad. El cuerpo
se ha convertido en la persona y hay que mimarlo. La exterioridad se
ha impuesto sobre la interioridad. Lo que vale es lo que se ve, ya
que “mi cuerpo soy YO.”
Hay una profunda alergia ante el
dolor. Esto impulsa a la búsqueda del alivio inmediato que pueden
ser los psicofármacos o las drogas.
La felicidad aparece vinculada al
placer de un consumismo muy sofisticado.
Las canciones y las telenovelas
tienen gran capacidad para transportar a los jóvenes a un mundo de
ensueños en el que se vive feliz!!!
5-. La política como sinónimo
de corrupción
Lo político para muchos jóvenes
es sinónimo de corrupción. Esto aparece muy presente en el
movimiento denominado de los “Indignados”. Rechazan la
política y a los partidos en cuanto búsqueda del poder. Entienden a
la política como servicio al pueblo para que viva mejor. Piensan que
la mejor organización es la que surge de abajo para no caer en el
clientelismo. Los políticos son la clase social peor valorada por
ellos.
Esta opción muy crítica frente
a todo lo político les lleva a actitudes de indiferentismo y de
prescindencia en su compromiso social. El futuro lo ven como muy
incierto y se satisfacen con una cultura totalmente despolitizada,
centrada, sobre todo, en la plena auto-realización personal.
6-. Las relaciones virtuales
desplazan a las presenciales
La distancia ya no es obstáculo para
conectarse con otras personas. La proximidad virtual se la puede
interrumpir en cualquier momento. Sin embargo, debemos tener presente
que estar conectado no quiere decir estar relacionado. Con
frecuencia puede ser una dificultad para crear verdaderos vínculos
humanos y afectivos.
La mayoría de los jóvenes acceden al
manejo constante de los medios modernos de comunicación sin espíritu
crítico. Se piensa que el 75% usan el internet como mero
entretenimiento y solo un25% para enriquecerse en sus
conocimientos. Sin espíritu crítico es muy fácil ser víctima de
la manipulación.
El internet y el teléfono celular van
robando la identidad de nuestros jóvenes. La pérdida de memoria en
relación a acontecimientos familiares importantes es un hecho. La
responsabilidad parece recaer sobre el aparato!!! Nunca ha habido
tanta información y tanta comunicación y, a la vez, tanta
ignorancia y tanta distancia.
Las relaciones humanas demandan ahora
menos tiempo y menos esfuerzos, pero, el otro, es “menos sujeto y
más objeto”…. Yo puedo eliminarlo muy fácilmente si creo que
invade mi privacidad.
Estar conectado no quiere decir
estar relacionado. El internet nos conecta pero eso no quiere decir
que nos abra a una relación más afectiva y profunda.
7-.Su mundo afectivo-sexual
Es evidente que la juventud actual
va a tener que enfrentarse con graves y difíciles desafíos en este
campo de lo erótico-afectivo ya que, sobre todo los mensajes
continuos de los medios de comunicación, les han de orientar por
caminos equivocados.
Hoy asistimos a una verdadera
adoración del sexo: los M.C.S. prometen auténticos “paraísos
terrenales” que, en la mayoría de los casos, se convierten en
verdaderos infiernos: embarazos no deseados, abortos, sida,
violaciones, drogas, enfermedades venéreas, desengaños
sentimentales, etc. Esta capacidad de crear dolorosas frustraciones
en el área de lo erótico-afectivo va en aumento.
Las relaciones sexuales sin un
verdadero amor se traducen en búsqueda del simple placer. Bajo
ningún aspecto se puede denominar a ese acto como amor verdadero.
Muchas veces es instrumentalización del otro/a para la satisfacción
sexual, creando siempre un gran vacío existencial.
Una de las características de la
madurez psicológica es la capacidad de ponerse en el lugar de la
otra persona, de salir del egoísmo adolescente y de tomar
conciencia del daño irreparable que se le puede hacer, dentro de la
relación de pareja, a la otra persona.
8-. Sus frecuentes críticas a la
Iglesia
Las críticas de los jóvenes a
la Iglesia son frecuentes. No será raro escuchar frases como esta:
“Cristo sí, Iglesia no”. Se da en ellos un creciente entusiasmo
por el mensaje y la figura del Jesús de los Evangelios, a la vez que
una creciente decepción de la Iglesia como institución.
Consideran que las celebraciones
litúrgicas y las misas dominicales son aburridas y que los fieles
cristianos que acuden regularmente no forman una verdadera comunidad,
sino una colectividad que se junta para cumplir con una obligación
en la que predomina la mentalidad legalista y la pasividad. Ven a los
sacerdotes como muy distantes del pueblo y juzgan como muy largos y
poco inspiradores sus sermones. Las Parroquias las ven como oficinas
para el expendio de sacramentos….
La cultura de lo pragmático dificulta
la incorporación de los jóvenes a la vida de la fe y a la práctica
de la oración personal. Se valora lo que es rentable y lo que sirve
para solucionar los problemas de la vida material. Lo espiritual y la
fe se consideran propios del ámbito privado. Vemos muchos rosarios y
medallas colgadas al pecho, cruces e imágenes, pero en la mayoría
de los casos son expresión de una religión con un sentido mágico e
individualista…
9.- Nuestra actitud…
No pocas veces nosotros, los adultos,
formados en un ambiente y en unos contextos muy diferentes,
criticamos a los jóvenes, sin darnos cuenta que ellos tienen que
afrontar obstáculos más difíciles y provocadores, comparados con
los que nosotros tuvimos.
Para la juventud actual no es nada
fácil enfrentar la vida, sobre todo, en la dimensión ética,
afectiva y religiosa. Se encuentran bombardeados por constantes
estímulos que les inducen a alejarse de su verdadera autoformación.
Estímulos que les incitan al consumismo, al relativismo moral, al
hedonismo y a la permisividad total en el área de lo erótico-sexual.
(Basado
en algunas ideas del art.:”Globalización. Juventud y Cultura”.
José A. Idiáquez. ENFOQUE. Junio 2012)
NOTA: Las ideas
y los juicios expresados en el presente artículo pretenden abrir un
diálogo y una confrontación con lo que los jóvenes opinan sobre sí
mismos como personas y como grupo social. Se trata de analizar con
ellos hasta qué punto están presentes estas ideas y estas actitudes
en nuestros jóvenes para, después, en un segundo momento,
considerar qué sería lo más conveniente hacer para enfrentar tan
graves desafíos.
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