Prueba
Recientemente, una nueva expresión se ha abierto camino en nuestro
vocabulario teológico y eclesial. Hay mucho de que hablar hoy acerca de
la Nueva Evangelización. De hecho, el Papa ha convocado un Sínodo para
reunirse este año durante un mes en Roma para tratar de articular una
visión y una estrategia para tal esfuerzo.
¿Qué se entiende por nueva evangelización? En términos simples:
Millones de personas, sobre todo en el mundo occidental, son cristianos
de nombre, provienen de orígenes cristianos, están familiarizados con el
cristianismo, creen que ellos conocen y entienden el cristianismo, sin
embargo, ya no practican la fe en forma significativa. Ellos han oído
hablar de Cristo y del Evangelio, aun que ellos puedan estar
sobrevalorándose en su creencia de que conocen y entienden lo que esto
significa. No importa. Cualesquiera que sean sus deficiencias en la
comprensión de una fe que ya no practican, ellos creen que ya han sido
evangelizados y que su falta de práctica es una decisión analizada. Su
actitud hacia el cristianismo, en esencia, es la siguiente: Yo sé lo que
es. Yo lo probé. Y no es para mí!
Y por lo tanto no tiene sentido hablar de tratar de evangelizar a estas
personas en la misma forma en la que se intenta cuando hablamos de
llevar el Evangelio a alguien por primera vez. Es más exacto,
precisamente, hablar de una nueva evangelización, de un intento de
llevar el Evangelio a las personas y a las culturas que ya han sido en
gran parte formadas por éste, están en cierto sentido demasiado
familiarizados con él, sin embargo no lo han examinado verdaderamente.
La nueva evangelización trata de llevar el Evangelio a las personas que
ya son cristianos, y que no están practicando su cristiandad.
¿Cómo hacer eso? ¿Cómo podemos renovar el Evangelio a aquellos para los
que se ha convertido en obsoleto? ¿Cómo podemos, como GK Chesterton
dijo, ayudar a la gente a mirar lo familiar hasta que se vea una vez más
desconocido? ¿Cómo podemos tratar de cristianizar a alguien que ya es
cristiano?
No hay respuestas simples. No es como si no hubiéramos estado tratando
de hacer eso durante más de una generación. Los padres ansiosos han
estado tratando de hacer esto con sus hijos. Los Sacerdotes ansiosos han
estado tratando de hacer eso con sus feligreses. Los Obispos ansiosos
han estado tratando de hacer eso con sus diócesis. Ansiosos escritores
espirituales, incluido el presente, han estado tratando de hacer eso con
sus lectores. Y una iglesia ansiosa en su conjunto ha estado tratando
de hacer eso con el mundo. ¿Qué más podríamos hacer?
Mi propia opinión es que estamos en una lucha larga, ardua, que exige
la fe en el poder y la verdad de lo que creemos y una paciencia larga y
difícil. Cristo, la fe y la iglesia van a sobrevivir. Siempre lo hacen.
La piedra siempre con el tiempo rueda fuera de la tumba y finalmente
Cristo siempre resurge, pero nosotros también debemos hacer nuestra
parte. ¿Cuál es esa parte?
La visión que necesitamos mientras tratamos de alcanzar a evangelizar
los que ya están evangelizados, necesita, creo yo, incluir estos
principios:
- Tenemos que nombrar con claridad esta tarea, reconocen su urgencia, y centrarnos en el mandato final de Jesús: Id por todo el mundo y hacer discípulos.
- Tenemos que trabajar en tratar de volver a inflamar la imaginación romántica de nuestra fe. Hemos sido mejor recientemente en avivar las llamas de la imaginación teológica, pero tenemos que esforzarnos mucho para que la gente se enamore de la fe.
- Tenemos que enfatizar tanto la catequesis como la teología. Tenemos que centrarnos tanto en aquellos que están tratando de aprender los fundamentos de su fe y en los que están tratando de hacer sentido intelectual de su fe.
- Necesitamos una multiplicidad de enfoques. Ningún enfoque se llega a todo el mundo. La gente va donde se les alimenta.
- Necesitamos recurrir al idealismo de la gente, particularmente al de los jóvenes. Necesitamos ganarnos a la gente vinculando el evangelio con todo lo mejor que hay dentro de ellos, dejar a la belleza del evangelio hablarle a la belleza interior de la gente.
- Tenemos que evangelizar más allá de cualquier ideología de derecha o de izquierda. Tenemos que ir más allá de las categorías de liberales y conservadores, a las categorías de amor, la belleza y la verdad.
- Tenemos que permanecer siendo ampliamente "católicos" en nuestro enfoque. No estamos tratando de hacer que la gente se una a un grupo pequeño, delgado, puritano, sectario, sino que entre en una casa con muchas habitaciones.
- Tenemos que predicar tanto la libertad del Evangelio y su llamado a una madurez adulta. Tenemos que resistir el predicar un Evangelio que amenace o menosprecie, aun cuando prediquemos un evangelio que pide una obediencia libre y madura.
- Hoy en día necesitamos, en una época de inestabilidad y de frecuente traición, dar un testimonio especial a la fidelidad.
- Necesitamos, hoy más que nunca, de promover los aspectos esenciales de respeto, la caridad y la gentileza. Porque nunca se justifica la falta de respeto.
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